A mi hija
Era una pequeña florecita
De suave sonrisa
Y tiernas manitas
Era una caricia de vida
Con suave pieleciata
Sus ojos casi orientales
Eran Cachetitos rosita
Piecesitos pequeños
Como de muñequita
Decía… a gu-gu-gu
Mi pequeña bebita
Con su platiquita
Se sentía suavidad
En cada palabrita
Hoy es un rosal
De flores hermosas
Llenas de colorido
Y de espinas dolorosas
¿Quien ha dicho
Que todo son rosas
Perfumadas y olorosa?
Siempre están a la par
Ambas cosas.
Pero así te abrazo
Mi pequeña…
florecita primorosa
Celia Rivera Gutiérrez
Cd. Obregón Sonora México
Junio 16 del 2009
7 comentarios:
Cuanta ternura amiga en estos versos. Siempre sera una rosa en boton para ti. Que bello poema. Besos, cuidate.
Muy tierno y delicado el verso, querida tocaya.
Un beso para ti y otro para tu chica.
Que hermoso celia este poema dedicado a tu hija. Ella se debe sentir muy orgullosa de tener una madre como vos
Un bello momento que vive siempre en nuestro corazón y que al pasar de los años aquellas bebitas ya hechas mujeres seguirán siendo nuestras pequeñitas por siempre.
Besos
Tu vida será mas hermosa y feliz.
Tus palabras tendrán siempre una
admiradora especial.
Tu rosa perfumara por siempre !!!
Dulce. Te saluda Liliana
Yo tambien tengo una rosita y se aman como solo una madre puede hacerlo incluso con sus espinas se le clavan en el corazoncito.
Un abrazo muy fuerte querida compañera
Hola, Celia...
Delicado y tierno poema.
Cada rosa tiene sus espinas, pero no por ello deja de ser bella.
Un abrazo.
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